Desde que Wikileaks empezara a filtrar documentos que revelan detalles del tratado “Trans-Pacific Partnership” o TPP, diversas ONG y agrupaciones civiles de los países involucrados han puesto el grito en el cielo para frenar o al menos transparentar la tramitación del pacto comercial más grande del mundo hasta la fecha. Englobando alrededor de un 40% del PIB mundial, estaría integrado por: Australia, Brunei, Canadá, Chile, Estados Unidos, Japón, Malasia, Méjico, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.

TPP o El opaco pacto al que Chile pertenece
El acuerdo al igual que otras instancias multilaterales similares va más allá de una alianza comercial en pos del libre tránsito de bienes, la adscripción al tratado implica acceder a imposiciones externas en áreas como la propiedad intelectual, acceso a medicamentos genéricos o patentes agroalimentarias entre otras. Hacer concesiones en éstas áreas en conflicto con la soberanía de los países participantes, especialmente si las negociaciones y procesos se hacen a espaldas de la ciudadanía.

En referencia al tema, el académico de la facultad de derecho Rodrigo Cooper afirmó “hay muchos trascendidos con respecto al TPP pero no hay nada concreto que alguien pueda leer” dada la confidencialidad a la que se obligaron los países firmantes hasta que no existen “avances substanciales”.

La crisis que experimentó el sector agrícola colombiano tras la entrada en vigencia del tratado de libre comercio el 15 de mayo de 2012, es un claro ejemplo de los efectos secundarios que pueden implicar las relaciones de poder que se establecen entre grandes potencias que impulsan sus agendas y países en desarrollo, los cuales acceden a medidas potencialmente nocivas para su propio bienestar con tal de acceder a nuevos mercados. Según OXFAM, Colombia en el año 2012 presentaba un déficit comercial agrícola de 323 millones; después de dos años de TLC este perjuicio aumentó a 1.022 millones. Según los expertos una de las principales causas del déficit es la competencia que se produce entre sistemas productivos altamente industrializados y subsidiados como el de los Estados Unidos y pequeños y medianos agricultores que se desempeñan con menos recursos y garantías como suele suceder en países en vías de desarrollo.

Otra arista alarmante son las exigencias en cuanto a legislaciones referentes a derechos de propiedad intelectual. Probablemente Chile experimente, en el estado actual de las cosas, un retroceso en cuanto a las condiciones logradas con los Estados Unidos. En el borrador filtrado por Wikileaks https://wikileaks.org/tpp/ se leen algunas claves que han alarmado a los expertos, según publica la ONG derechos digitales, el tratado pone en jaque una serie de derechos digitales e implica la limitación del libre intercambio de información entre usuarios, a través de medidas tecnológicas como la subdivisión geográfica de la tecnología DVD, o el bloqueo permanente de hardware electrónico ligado a la telefonía celular, también se habla de medidas políticas como la extensión de los derechos de autor de 90 años a 120.

Chile es un país con roce y experiencia cuando de tratados de libre comercio se trata, desde su vuelta a la democracia ha mantenido una estrategia de apertura comercial que lo ubica hoy en día como una de las economías más globalizadas del mundo, de hecho ya mantiene tratados de libre comercio con la mayoría de las partes del TPP; por lo mismo académicos y expertos se preguntan ¿Qué beneficios aspira obtener Chile con este pacto? Las concesiones y riesgos por otro lado son mucho más notorias.