revolucion rusa 2revolucion rusa 4Si la Unión Soviética hubiera sobrevivido, este año estaría cumpliendo su primer centenario. ¿Cómo habría sido? ¿Qué perspectivas y metas habría logrado, de haber continuado el régimen y su forma de sociedad?

Ciertamente los mismos soviéticos se planteaban un horiz

onte a 100 años. Tal es así que en 1960 se escribió un libro casi de ciencia ficción, titulado “En 2017”, escrito por V. Strukova y V. Schevchenko e ilustrado por L. Smekhov.

Las imágenes de este libro acaban de salir a la luz, nuevamente, gracias a un ciudadano ruso llamado Sergey 

 

Pozdniakov, cuyo abuelo compró el material en un mercado de Moscú en 1962 y que ahora, habiéndolo heredado, lo publicó en su cuenta de la red social VK (un Facebook ruso).

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En esta publicación, los soviéticos de los 60 se imaginaban un 2017 en que la URSS seguía plenamente vigente. Se 

 

 

imaginaban un futuro en que eran capaces 

de construir una línea de modernos trenes que cruzaban el estrecho de Bering y una represa para las aguas del Ártico. 

Se imaginan cohetes que pueden viajar a la velocidad de la luz y llegan a la estrella Alfa-Centauri

La narración la protagoniza un escolar ruso ficticio llamado Igor, quienes van a una ciudad subterránea bajo el Ártico llamada Uglegrad, una construcción que nunca cambia de estación y siempre está en una idílica primavera. Durante su recorrido, se enteran de que los "imperialistas" (los últimos del mundo, dice el relato, quienes viven en una isla del Pacífico Sur) causan una explosión nuclear que pone en peligro la vida del planeta, causando perturbaciones en la atmósfera.

El cuento señala que los soviéticos de 2017 han construido estaciones meteorológicas voladoras, capaces de controlar el clima. De esta manera, son capaces de revertir el proceso de tormentas y ciclones provocado por la explosión, salvan al mundo y preparan el aniversario de la "Gran Revolución de Octubre".

barack obama farewell addressTodos esperaban la despedida de Obama. Tal como el discurso de bienvenida, tras ser elegido Presidente de los Estados Unidos en noviembre de 2008, el farewell del primer Mandatario afroamericano en la Casa Blanca era un acontecimiento anunciado y esperado, por la significación de su liderazgo en los últimos ocho años, y por la perspectiva de que su impronta se mantenga en un país dividido y polarizado.

Obama repasó sus logros: hacer frente a una crisis financiera sin despojar a los más desposeídos, sin blindar gratuitamente a los bancos; un sistema de salud que permite el acceso a millones de personas que no se podían dar el lujo de enfermar; la captura de Osama Bin Laden y una ardua lucha contra el terrorismo; una reforma migratoria que abrió las puertas a miles de indocumentados a regularizar su situación.

Pero su principal logro es la inyección de un espíritu distinto y justo en su país. Es la tolerancia dentro y fuera de sus fronteras y la perspectiva de una identidad nacional construida sobre lo diverso.

Por ello, la frase que más sacó aplausos en su despedida fue: "Rechazo la discriminación contra los musulmanes estadounidenses". Responde a la constatación del nuevo Estados Unidos que se impondrá a partir del 20 de enero, con la asunción de Donald Trump.

"Después de mi elección, se hablaba de unos Estados Unidos post-raciales", dijo. "Esta visión, aunque bien intencionada, nunca fue realista. La raza sigue siendo una fuerza potente y con frecuencia de división en nuestra sociedad".

“Si no vamos a invertir en los migrantes porque no se ven como nosotros, vamos a disminuir la fuerza laboral de Estados Unidos”, dijo Obama.

“No perdierdan la fe en su capacidad de cambio- dijo- sí podemos, sí lo hicimos y sí podemos”. Así terminó su discurso de despedida, una manera de convocar de nuevo a los estadounidenses a no darse por vencidos y a movilizarse en defensa de los valores democráticos, la igualdad, la libertad y el respeto a la diversidad.

Obama avisó que la democracia está “amenazada” por varios frentes.“La desigualdad creciente, los cambios demográficos… cómo responder a estos desafíos a nuestra democracia determinará nuestro futuro”, dijo. Y para ello propuso un nuevo “contrato social” porque “todo el progreso que hemos conseguido sabemos que no es suficiente… y si no creamos oportunidades para todas las personas, la desafección y la división que frena el progreso se agudizará en los próximos años”.